Se trata de la vivienda típica de los trabajadores de los molinos y puede encontrarse en las ciudades y pueblos molineros. Suelen ser de madera, poco costosas de construir, estrechas y profundas, con porches
Los porches proporcionaban un poco de espacio exterior para la socialización y servían como recuerdo de las granjas que dejaron atrás.
Normalmente constaban de tres apartamentos separados, uno en cada planta. A menudo, familias emparentadas ocupaban toda la casa (lo que significaba que siempre había niñeras disponibles para que la madre también pudiera trabajar su turno en el molino). El letrero de hielo en la ventana y las botellas de leche son indicativos de las entregas diarias que recibían las familias. Esta habitación contiene tres formas de reproducir música de diferentes décadas que no se habrían exhibido todas juntas al mismo tiempo: la radio, la victrola y la pianola.
La popularidad de la radio desempeñó un papel importante en la americanización de las sucesivas generaciones de inmigrantes franco-canadienses porque les permitió conocer experiencias y formas de vida más allá de sus pueblos.
El teléfono estaba en una "línea compartida" entre varias familias en el mismo edificio de tres pisos.
Hay muchas diferencias en la forma de vivir en este espacio en comparación con la granja. Por ejemplo: radiador para la calefacción, cortinas en las ventanas, electricidad, artículos "de lujo", etc.