Los pulpos son criaturas increíbles. ¿Puedes reconocerlo? Les encanta esconderse. Los pulpos han evolucionado hasta tener grandes sistemas nerviosos y cerebros con unos 500 millones de neuronas, casi comparables a los de los perros. Son lo suficientemente inteligentes como para distinguir el brillo, navegar por laberintos, reconocer a personas individuales, aprender a desenroscar un frasco o asaltar trampas para langostas.
¿Cuántos corazones tiene un pulpo? Tres. Uno bombea sangre a través del cuerpo y los otros dos a través de las branquias. Los pulpos pueden cambiar de color y textura para mimetizarse con su entorno. Utilizan unas células especiales llamadas cromatóforos para adaptarse tan bien a su entorno que pueden ser difíciles de detectar, ¡incluso si los miras directamente!
Las ventosas de los pulpos son la herramienta definitiva para todo, ya que son potentes y extremadamente sensibles. Cada ventosa está repleta de receptores químicos que huelen y saben al contacto y cada brazo es en cierto modo autónomo, detectando e interpretando su entorno, manipulando objetos y presas potenciales y actuando básicamente por sí mismo.
ESTRELLAS QUEBRADIZAS
Las estrellas quebradizas son una versión más delgada de las estrellas de mar. Sus delgados brazos se retuercen y enrollan para ayudarlas a desplazarse por el fondo marino. Tienen la capacidad de liberar uno o más de sus brazos para escapar de un depredador. Mientras se aferren a su disco central, pueden seguir funcionando y sus extremidades se regeneran.
Se les conoce como "ingenieros del ecosistema del fondo marino", lo que significa que remodelan la forma del sedimento en el fondo marino, lo que a su vez influye en la distribución de otras especies del fondo marino.